EL LUGAR QUE MÁS LE GUSTA
Julia solía pasar el poco tiempo que tenía para dedicarse a sí misma yendo al lugar que más le gustaba desde hace algún tiempo. Este era un supermercado que le generaba una sensación de calidez que no había encontrado en otro lugar. Lo que prefería hacer era caminar por cada pasillo a paso lento para observar las novedades que habían llegado.
Era así como esta mujer podía encontrar cosas curiosas y comprarlas, solo por despejarse y también por mover el cuerpo al caminar durante horas. Este hecho comenzó a incomodar al gerente, quien la miraba con misterio mientras ella cumplía con su típico ritual de distracción.