UNA EMERGENCIA FICTICIA
El gerente se dirigió en dirección a su jefe Agustín, que no sabía nada sobre el plan, y le explicó lo que había visto, con una importante preocupación en su cara y voz. Actuaba de maravilla, aunque, como siempre, se quejaba de sus clientes, Agustín pensó que tenía que verificar la información que escuchaba en ese momento.
De esta manera, el gerente le comenzó a decir que había visto a la señora arrojar una botella a su bolso. También la llamó loca y utilizó cada una de las técnicas actorales que no tenía en hacer que todo pareciese terrible para ella. Julia se encontraba comprando un bocadillo en ese instante.