A la caza de las pruebas
Indignada al sentirse víctima de un vil engaño, Melissa pensó que no los podía dejar escapar. Necesitaba algunas pruebas para denunciarlos, por lo que se subió a su auto y comenzó a seguir a la familia de falsos mendigos por las calles de San Diego, con tal de poder sacar alguna fotografía que permitiera identificarlos.
Cuando les pudo dar alcance, Melissa alcanzó a divisar con más detalle el auto, que parecía completamente nuevo y en excelente estado. Dentro del vehículo, el “marido” contaba billetes y se reía con dicha. El niño y la embarazada mostraban un semblante más sombrío, pero parecían contentos de no tener que estar en la calle. Era el momento para tomar las pruebas.