Nadie lo esperaba
Hace más de dos décadas, en 2001, el nombrado conducto presentó una transformación sin precedentes. Equipos de trabajadores, en un despliegue de dedicación y velocidad extraordinarias, se sumergieron en la titánica tarea de drenar. A medida que el agua se replegaba, revelando el lecho nunca antes visto, multitudes curiosas se congregaban en las orillas, asistiendo a una escena digna de cine.
Este momento histórico, marcado por el esfuerzo incansable de los operarios, se convirtió en un espectáculo urbano, dejando a los espectadores boquiabiertos ante el insólito panorama que emergía de las profundidades del canal, desvelando un capítulo oculto de París.