No se puede medir el valor
Cuando el Canal quedó desnudo ante los ojos de París, reveló un tesoro escondido en sus entrañas. Tras horas de esfuerzo, los tres millones de metros cúbicos de agua finalmente cedieron su lugar, desvelando reliquias que dejaron a los espectadores en asombro.
Entre el barro y el silencio, emergieron vestigios de la Primera Guerra Mundial: balas, fragmentos de bombas, armas antiguas y vehículos sumergidos. Pero no solo artefactos bélicos salieron a la luz; monedas de oro y misteriosos objetos de décadas, incluso siglos atrás, narraron historias olvidadas, convirtiendo al canal en un libro abierto de la historia oculta de París.